Villa Samá no es solo una escapada junto al mar, sino el resultado de la visión, la perseverancia y el profundo amor de una familia por el estilo de vida mediterráneo.
Ubicada en Faro de Cullera, esta encantadora propiedad fue comprada por una familia de cuatro en 2019. En ese momento, la casa llevaba casi dos décadas abandonada. No tenía electricidad ni agua corriente, las ventanas estaban rotas y el tiempo había dejado su huella. Sin embargo, a pesar del estado de abandono, la familia vio algo especial: un retiro tranquilo esperando ser devuelto a la vida.
Lo que siguió fue un verdadero trabajo de amor. Mientras los dos hijos adultos vivían en diferentes ciudades por trabajo, los padres hicieron de la casa su hogar y comenzaron el lento y constante proceso de transformación. El padre asumió la mayor parte del trabajo de renovación por sí mismo—restaurando, reconstruyendo y reinventando cada rincón. La madre se convirtió en el corazón de la operación, gestionando la experiencia de los huéspedes y manteniendo todo en funcionamiento tras bambalinas.
Con el tiempo, su dedicación convirtió un edificio olvidado en Villa Samá—una propiedad acogedora y bañada por el sol, a solo unos pasos del mar. Con una amplia casa principal y un acogedor apartamento, la villa es ahora un refugio tranquilo para los viajeros que buscan experimentar la costa mediterránea de una manera más personal y auténtica.
Villa Samá sigue siendo un proyecto familiar, impregnado con la calidez y el cuidado que solo puede provenir de un sueño construido con las propias manos.
Originalmente construida en 1956, Villa Samá se erige como un testigo silencioso de la evolución de Faro de Cullera. En esa época, la zona no se parecía en nada a lo que es hoy—rodeada de paisajes abiertos, pocas construcciones y el infinito horizonte del Mediterráneo justo al frente. Era una época más simple, y la casa, incluso en sus primeros años, siempre estuvo ligada al ritmo del mar.
Con el paso de las décadas y el desarrollo de la región, la casa lentamente fue cayendo en desuso. Cuando la familia la compró en 2019, llevaba casi 20 años sin ser habitada.
Te invitamos a echar un vistazo a esta transformación—desde las fotos originales de la casa en los años 50, pasando por su estado de abandono en 2019, hasta convertirse en el retiro tranquilo que es hoy.